martes, 16 de octubre de 2012

Again and again... La ilusión no se compra se reparte


Ya me he vuelto a dejar liar otra vez: competición nueva, compañeros desconocidos aunque solo a medias, otros colores que defender (cobrando lo mismo, 0) pista desubicada y yo, qué demonios hago aquí a mis edades?. 

En fin, se trata de lo mismo de siempre; correr detrás de eso redondo llamado balón, motivarme, ilusionarme, ansias de ganar y disfrutar, sobretodo eso; disfrutar mucho. Si de paso adelgazamos y queda un poco de tipillo, pues mucho mejor. 

Y durante una buena horita que le den mucho por saco a todo, excepto a meter la pelotita dentro de esa portería por mucho que ese oso de ahí delante trate de impedírmelo. 

Ya sé, me volveré a mosquear como una mona, me romperé y desestiraré lo inimaginable, el día después me arrepentiré una y mil veces pero vale la pena, juer si vale la pena. Soy más simple que el rabillo de una boina pero a que hay gente que se viste de japo adolescente o colecciona mariposas con chinchetas en las alas? , pues lo mío es menos raro y eso no me lo discute nadie por muy moderno que sea.

Me gusta el fumbol, se nota?. Con lo en serio que me lo tomaría y lo que me cuidaría siendo futbolista profesional y mira, aquí estoy escribiendo sandeces.



A esta nueva-vieja experiencia le llamaremos

NUEVOS PLANES IDÉNTICAS ESTRATEGIAS



"Parece ser que va a llover, 
el aire aquí es más cálido", me dijo una mujer 
de aspecto amable y peinado imposible 
esta mañana en el ascensor. ¿Por qué nadie me iba a mentir allí? 
Tal revelación me impidió dormir. 
Tracé un ambicioso plan, consistía en sobrevivir. 
Y mi voz era un imán, y así logré captar, 
paseando por el Carrefour, a un ejército de un centenar. 
Y nos reuniremos en los aeropuertos, 
y al calor de una smoking-room en la que no entra aire ni luz 
hablaremos del tiempo y acaso del gobierno, 
y trazaremos nuestro magno plan, y a una estación sucederá otra igual. 

Parece ser que fracasé, 
mi rostro hoy no apareció por televisión. 
Da igual, yo, como buen occidental, 
sé nadar igual que un pez, un pez en un mar de mediocridad. 
Casi claudiqué. Decían de mí: 
"con lo que hay dentro de ti, no estará nada mal si mañana estás aquí". 
Y en la cama de un sucio hospital 
continúo en soledad disparando como Kevin Ayers 
a una lena llena, tan, tan llena, 
que no, no puedo fallar, que no voy a fallar. 
Y sé que no querrás volver a confiar en mí; 
ya nadie confía en la energía nuclear después de lo de Chernobyl. 
Pero el cielo, aún tan negro, 
es nuestro cielo, es nuestro, 
y tengo un ambicioso plan, consiste en sobrevivir. 

(Yo te quiero, y no, no he hecho 
y sé que no haré jamás nada más real y nada más sincero. 
Yo te quiero, y tengo un plan para los dos, 
consiste en sobrevivir.)


No hay comentarios:

Publicar un comentario